Ionathan Klajman y Sebastián Dietsch, ambos egresados de la ENERC, presentan Mar del Plata(2012), su ópera prima, que se proyectará en las salas del Cine Gaumont, el Artecinema de Constitución, el Cosmos y en el circuito de No Sólo en Cines. En diálogo exclusivo con EscribiendoCine, nos cuentan más sobre la creación de esta comedia, que ya pasó por la edición pasada del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y demás festivales en el exterior.
Joaquín y David son mejores amigos y se llevan como tales: mucha confianza, mucho conflicto. Uno mide el paso del tiempo en mundiales jugados mientras intenta aproximarse a una señorita y está empecinado en dejar en libertad a unos gallos atrapados tras una reja. El otro soborna a un mozo de restaurant de ruta para ganarle una apuesta a su amigo y recuerda el haber encestado un papel en un tacho a nueve metros de distancia como uno de los picos de su experiencia de vida. Ambos emprenden una viaje de fin de semana juntos hacia Mar del Plata, que les hará pasar de todo menos un rato agradable.
¿Cómo se originó la idea de crear de Mar del Plata con ambos en la dirección?
Ionathan Klajman: Somos compañeros de la ENERC. Nos hicimos amigos ahí. Sebastián estudió Fotografía y yo Guión, y tenemos mucha afinidad en un montón de cosas y en especial con el humor, y también somos grandes especialista en abandonar proyectos.
Sebastian Dietsch: De todo tipo. Desde proyectos de series de televisión, hasta cortos e historietas.
IK: Veníamos amagando desde hace mucho tiempo. Escribí el guión seis años atrás, en ese momento lo presenté en un concurso y no ganó. Yo tenía mucha confianza en el guión porque la gente lo leía y le gustaba, pero no ganó. Ahí, él y Pablo Pérez, que es uno de los protagonistas, lo ven y dicen de empezar a filmarlo de manera independiente.
SD: Yo soy de Mar del Plata y la película se llama Mar del Plata y dije: “bueno, consigo todo, hagámoslo por nuestra cuenta y vamos a hacer la película allá”.
IK: Lo empezamos a hacer. Juntamos un par de actores que creyeron en el proyecto. Les prometimos que la íbamos a terminar, empezamos a ahorrar plata y a ensayar. Teníamos la idea filmarlo en las próximas vacaciones, de ese entonces. Y en ese momento lo presentamos en el concurso de Películas Digitales del INCAA, que tuvo una única edición en el año 2009 y lo ganamos. Ensayamos mucho con los actores. Nos divertimos mucho y fueron apareciendo chistes nuevos que iba volcando en el guión y eso nos permitió generar una estructura narrativa y de diálogo que era muy fresca. Durante el rodaje no hubo improvisación, cero. Pero sí hubo mucho durante los ensayos. Surgía un chiste o algo que nos causara una carcajada y listo, eso quedaba fijo. Ese atraso que hubo en la creación de la película nos permitió ensayar y trabajar un montón.
¿Buscaban que los personajes transmitiesen alguna sensación o característica en particular?
IK: Sí, un realismo absoluto. Porque teníamos muchas cosas fuera de la común que tendían al absurdo y códigos que sacaban al espectador por fuera de una narración determinada, entonces queríamos que las actuaciones fueran completamente realistas. Trabajamos mucho en cuidar eso. La relación que yo quería entre los personajes de David y Joaquín era la que se da entre esa especie de amigos-hermanos. Una relación absolutamente íntima que fuera lo más legítima y verosímil posible. Ellos hicieron un gran trabajo a la hora de aportar muchísimas ideas para incluir en los personajes, y les dieron mucha vida.
SD: De hecho, se los comió un poco el personaje (entre risas). Durante la filmación, estábamos los dos actores y nosotros dos en una cabañita. Y los cuatro nos llevábamos igual que los personajes, nos peleábamos, nos puteábamos, nos decíamos de todo y estaba bueno, porque era trasladar eso a la película.
¿Creen que cuesta encontrar este tipo de comedia en el mainstream argentino?
IK: Nosotros, realmente, no teníamos ninguna pretensión. Queríamos hacer una película divertida, pero nada más. Cuando hacíamos la puesta de cámara y demás, nos concentramos mucho en no tratar de hacer algo que no tuviésemos capacidad de hacer y que la comedia partiera de cosas que nos dieran gracia a nosotros.
SD: A mí me pasó que cuando leí el guión, sentí que era algo distinto. Es una situación pequeña, bien normal, de dos amigos que se van de viaje a Mar del Plata. Y lo diferente se ve cuando uno de los protagonistas habla a cámara, que un flashback nos lleve al 1700, que haya carteles. Por lo menos esa ruptura de relato no es algo que haya visto mucho en el cine argentino.
¿Piensan que están un poco sobrevaloradas las vacaciones?
IK: Sí, absolutamente. Pasa que los porteños vivimos tan al palo durante todo el año, que proyectamos todo en esos tristes quince días que tenemos de descanso.
SD: También pensamos que Mar del Plata, por lo general, está asociada a “la ciudad feliz”, la ciudad de las vacaciones, de la alegría. Está ligada a eso. Lo primero que la gente dice cuando escucha Mar del Plata es vacaciones y justamente es eso, unas vacaciones en las cuales los protagonistas no la pasan bien. Está Mar del Plata y dos chabones con cara de otro. Queríamos llamar la atención desde ese lado. De hecho, la ciudad de Mar del Plata no es un contexto, no vas a ver lobos marinos, ni el casino, ni la Bristol. Es una película que si vos decís que se llama Chapadmalal, te digo “ah, listo”.
Cómo vivieron la experiencia de proyectar el film en festivales del extranjero?
IK: Estuvimos en lugares muy raros. En el Austin Film Festival, que es muy importante; el Starz-Denver Film Festival; el River Run International Film Festival de Winston-Salem; hace pocos días se proyectó en un festival de comedia en Transilvania. Y también, el año pasado estuvo en el festival de Mar del Plata.
SD: Nos reímos mucho en Estados Unidos. Fuimos a Winston-Salem, un pueblito típico yanqui, muy lindo, todo prolijito, todos con sus mega autos, etc. Y cuando empezó la proyección nos preguntábamos: “¿entenderán que esos chicos están en ese auto porque es la plata que les da o creerán que son vintage?” Pensábamos en qué entenderían ellos de la realidad de la película, y la verdad es que se rieron muchísimo, funcionó perfecto. De hecho, los programadores nos decían que les había encantado la película.
¿Ya tienen algún otro proyecto de película en mente?
IK: Sí, los dos estamos escribiendo. Los dos comedias, también. Es lo que me sale, ojalá pudiera hacer una película distinta.
SD: ¿Un dramón, no? Pero no sale (entre risas). Es difícil hacer llorar, aunque humildemente creo que es más difícil hacer reír, porque si la gente no se ríe, fuiste, no funcionó.
Publicación original en Escribiendo Cine http://bit.ly/1aukrqc
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