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Ayer, miércoles 20, el Auditorium de Mar del Plata abrió sus puertas para presentar Drinking Buddies, la atípica y simpática comedia a la que –si se es flexible– podemos agregarle la etiqueta de “romántica”, que trae a su joven director estadounidense, Joe Swanberg, a la 28 edición del Festival Internacional de Mar del Plata.

Sin embargo, el punto no pasa por ver cómo clasificar a este film rodado en diecisiete días y protagonizado por los reconocidos Olivia Wilde y Jake Johnson. Diálogos naturalistas y personajes hiperrealistas –característicos del Mumblecore iniciado por Andrew Bujalski, tiempo atrás– nos muestran la conexiones humanas en su versión más despojada, más cotidiana. Si bien es, hasta ahora, el proyecto más mainstream de Swanberg, las marcas de intimismo y bajo presupuesto están bien presentes en Drinking Buddies.

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Mucha cámara en mano, largos planos y una excelente musicalización convierten a esta mundana pieza audiovisual en la humilde demostración de que, sin lugar a dudas, se puede contar una genuina historia aunque no se cuente con un infinito número de portafolios llenos de dinero.

Con apenas 32 años ya ha dirigido más de veinte producciones, entre las que también hay cortometrajes y episodios de series. Finalizada la proyección, en la conferencia abierta al público, confiesa –con una evidente cuota de humor– las sensaciones encontradas que le genera viajar por el mundo para presentar sus películas: “Es irónico. Mientras más gente ve mis películas, menos puedo hacer. Así que le pido a la gente que no vea mi cine así puedo dirigir más seguido”.

En diálogo exclusivo con EscribiendoCineJoe Swanberg habló más acerca de Drinking Buddies y su forma de entender el cine.

Estás en un festival internacional de cine. ¿Te resulta interesante conocer las percepciones de la gente acerca de tu trabajo, la mirada del espectador, o lo entendés más como una exposición de lo que hacés?
Sí, definitivamente me interesa este ida y vuelta. Es la mejor parte de viajar y compartir con las personas. Y las reacciones siempre son diferentes según el país. Hay distintos entornos, distintas salas y es muy fascinante ver cómo algunos chistes funcionan en determinadas culturas, y en otras no. Me encanta.

En una entrevista sostuviste que el arte es una especie de free pass para ingresar en la cabeza de las personas. ¿Qué mentes en particular te parecen más atractivas a la hora de llevarlas a un personaje?
Usualmente, me ha interesado hacer películas sobre mujeres, porque sé lo que es ser un hombre, pero no sé lo que se siente ser una mujer. Hice muchas películas en las cuales los principales personajes eran mujeres, justamente para intentar comprenderlas y aprender de la experiencia. Y hoy en día me interesan las personas que se encuentren en un punto de transición en sus vidas, ya sea por su matrimonio o el tener un hijo, por ejemplo. El proceso mental de ese tipo de situación, el dilema que significa, es lo que ahora me interesa explorar.

Algunos piensan que a la hora de hacer cine es mejor salir a la calle, más que ver películas… ¿Cuál dirías que es tu principal fuente de ideas a la hora de crear historias?
Coincido con eso. De todos modos, me alegra haber ido a una escuela de cine para aprender ciertos aspectos técnicos, sin embargo no creo que todo director necesite ser un cinéfilo o conocer la historia del cine para realizar films. Eso a veces puede ser una industria muerta y te quedás atrapado emulando a otros directores. De la misma manera que puede ocurrir con escritores y músicos, a veces está bueno tener una vida por fuera del arte de la cual tomar cosas para volcarlas al trabajo que uno hace.

¿Entendés a la originalidad como una virtud a la hora de realizar películas?
Respeto la idea de intentar ser original. No creo que serlo sea necesariamente una virtud. Sí aprecio el esfuerzo de quienes buscan poner en la pantalla algo que no se haya visto antes, ya sea algo visual o una emoción que uno crea que no fue captada apropiadamente en otra oportunidad. Valoro la búsqueda de llevar una nueva experiencia al público.

¿Trabajás mucho con los actores o, de alguna manera, les das la posibilidad de que ellos realicen su propia creación del personaje?
Les doy la mayor libertad posible, depende de la película. Algunas veces uno cuenta con mucho tiempo, lo que permite un proceso creativo más largo. Sin embargo, siempre me interesa lo que los actores aportan al personaje. Yo no tengo todas las respuestas, no siempre tengo, necesariamente, las mejores ideas. Es por eso que quiero escuchar los diferentes puntos de vista que puedan influir en el film.

En muchas ocasiones, a la media hora de iniciada la película, el espectador sabe cómo quisiera que termine. ¿Te gusta romper un poco con estas expectativas?
A veces. En Drinking Buddies en particular, planteamos lo que parece una estructura muy tradicional y después, quizás, se transforma en algo que no esperabas. De cualquier modo, no es que intento ser provocativo o contradecir al público al no responder a sus expectativas. Mi principal objetivo era hacer algo que el espectador no esperase, pero con lo que, incluso así, se vaya con una sensación agradable o de satisfacción.

En muchas oportunidades, el cine nos hace toparnos con personajes e historias ideales. En este caso, los personajes se caracterizan por su hiperrealismo…

Cuando voy a ver una película siempre estoy buscando la experiencia de ver seres humanos reales. Una película es una manera de aprender acerca del hombre. Te da la posibilidad de encontrarte con situaciones por las cuales no pasaste y justamente te puede enseñar a ver de qué manera reaccionar frente a eso, o se conecta con una experiencia que vos estás viviendo en este momento de tu vida. Incluso, es terapéutico ver cómo un personaje resuelve determinado conflicto. Y eso es algo que se da que sólo si uno siente que está frente a personas reales que se comportan del mismo modo en que yo podría comportarme.

¿Te imaginás a vos mismo haciendo, en un futuro, cualquier tipo de film siempre y cuando este tu marca? ¿Te ves trabajando con Adam Sandler, por ejemplo?
Me encantaría poder hacer una película con Adam Sandler, incluirlo en alguno de mis films, y poder sacarlo de esta suerte de estúpidas comedias que acostumbra a hacer. Porque a decir verdad, creo que es un gran actor. Pero el desafío de hacer una película al estilo Adam Sandler, una comedia hollywoodense, me resulta atractivo por el solo hecho de que es algo que nunca hice antes. Cuando empiezo a pensar ideas para mi próximo film, siempre tienen un fuerte sostén en la realidad. Me siento un poco incapaz de llevar adelante un proyecto de muy alto presupuesto. Si termino haciéndolo, debería ser un accidente (entre risas).

Naciste en Detroit, una ciudad que actualmente está atravesando una durísima situación económica. ¿Puede ser que esto influya de algún modo en el estilo de producciones que realizás?
Yo diría que hay un mayor vínculo con lo que es la historia del rock que ha salido de Detroit. El estilo tiene que ver más con la estética del garaje rock. No tiene tanto que ver con el dinero, sino más con una actitud.

Actuaste en distintas películas. ¿Cómo percibís si un proyecto te pide estar en la dirección o ser parte de su elenco?
Usualmente, actúo cuando me llaman para hacerlo. Yo me veo a mí mismo como un director que accidentalmente actúa, en algunas ocasiones. Entonces, siempre estoy pensando en mi trabajo como director, en primer término. Pero sí, si no estoy realizando ningún film, es agradable actuar.

Nota original publicada en Escribiendo Cine http://bit.ly/18qNH5p

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